Una vez mas…
En el Primer Congreso Pedagógico, del cual participaron los entendidos en los temas educacionales de aquel momento, que, por cierto, coincidían en sus talentos y no todos pensaban de la misma forma, se dio origen y sustento a la Ley 1420 de enseñanza publica.
Con sus buenas y no tan buenas, fue la ley que regió los tiempos de una Argentina rica y culta, cuya educación y progreso asombro al mundo.
Luego, en los años 60, apareció y tomo forma la iniciativa de la inclusión de la actividad privada en la organización y gestión universitaria.
Así nacieron universidades privadas, con sus planes y resultados académicos que compitieron con los de las universidades estatales.
No se trato aquí de competencias signadas por lo conceptual religioso sino por propuestas diferentes en sus contenidos.
Esa fue la época de las multitudinarias manifestaciones publicas que enfrentaron a quienes defendían una falsa dicotomía entre la enunciación de una “enseñanza laica” y una “enseñanza libre”, cuyos vacíos resultados sirvieron no solamente como cortina de humo en la que se utilizo el fervor e idealismo de ambos lados de la juventud universitaria.
También fue el bautismo publico, con la sanción del Estatuto del Docente, de la instalación de un polo de poder inexpugnable y gatopardista, que propicio y decidió que nunca mas se pudiera tratar ningún tema sobre el contenido de la educación, su posible investigación y propuestas de permanente puesta en valor, en una sociedad muy cambiante en sus exigencias de resultados.
El sindicalismo docente fue y es núcleo de resistencia a todo intento de recuperación en la calidad de nuestro sistema educativo.
Las criticas a la realidad de la solvencia económica, imperante en todas las mas famosas universidades del mundo, siempre encontró respuesta en esas universidades con un sistema de becas muy bien organizado, por el cual, quien no tuviera recursos económicos para su cursado universitario, gozaría de la seguridad de su realización, pero siempre en la medida de la comprobación de su esfuerzo y resultados.
En nuestro país, el sistema de becas se equipara con un subsidio sin ningún seguimiento ni mucho menos de exigencia de rendición de cuentas.
Por lo cual el dinero del Estado se despilfarra sin control bajo el manto de respuesta a la sensibilidad social, uno de los caballos de Troya del sindicalismo docente para su gatopardismo.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín, el Congreso Pedagógico multitudinario de entonces sufrió en el mismo el retiro publico del sector docente, pues no se trataba ningún tema salarial sino los del contenido del sistema educativo.
Así quedaron en soledad los padres de familia, que, preocupados por la decadencia en nuestra educación, y por el futuro de sus hijos, formaron equipos que trabajaron arduamente en esos temas, no obstante aquella defección.
Muy lamentablemente, al no poder contar con el intento de sectores ideológicos de lograr politizar aquel congreso, los resultados del mismo fueron tristemente cajoneados.
La realidad de hoy nos enfrenta a una crisis estructural en nuestra educacion, con estadisticas claras que desnudan una decadencia increible en sus resultados.
Los docentes de prestigio de ayer, hoy autoconvertidos en “trabajadores de la educación”, sostenidos por dirigentes sindicalizados que convierten los temas educativos en simples y permanentes artículos de paritarias laborales, que le quitan a las autoridades nacionales y provinciales sus verdaderas incumbencias en la realidad del contenido de los planes educativos.
Cuando la lógica seria que los temas salariales los trate el Ministerio de Trabajo y no el de Educación.
Hemos llegado al colmo del enfrentamiento de los sectores docentes con la iniciativa de la creación de una Universidad Docente, que daría nivel superior a quienes eligieran desempeñarse al frente de los diferentes escaños de la pirámide educativa.
Coherente esto con la lucha de sectores de la izquierda contra la exigencia de la concurrencia a la escuela como contraprestación necesaria al acceso a un plan de subsidio personal.
La educación no es para los votos, sino para la historia.
Por nuestros hijos y nietos: Pensemos.
AUTOR: Jose Maria De Lorenzis
FUENTE: institutocirculomss.com.ar